Crónica de una operación de cadera anunciada visto desde el lado oscuro de la fuerza.
Faltan dos días. No me ha dirigido la palabra cuando me he levantado. Creo que está un poco susceptible dado el trato recibido en los dos últimos días, pero la suerte está echada: no hay misericordia.
A las nueve en punto de la mañana, con precisión sueca, que me gusta más que la suiza (aunque D. Penalty no sea de la misma opinión) estábamos los tres (el lado luminoso, la cadera y yo) en el Banco de Sangre. Media hora después se ha sentado a nuestro lado un jubileta con boina y cachaba.
- Oiga, ¿este es el Banco de Sangre? -le hemos preguntado. -No, este es el banco rojo del parque de Nª Señora de los Remedios Caseros -nos ha contestado. El Banco de Sangre está en el Hospital.
Hemos corrido (solo el luminoso y yo; la cadera ni por el forro de los suevos y los alanos) y a las diez menos diez hemos interrogado a un joven “inbarba” que transportaba varias cajas de medicinas con andar cansino.
-Veníamos a realizar un extracto -dijimos. – A mi que coño me cuenta- respondió.
Menos mal que no le pedimos un reintegro. Joder, un cajero automático en un Banco, aunque sea de Sangre, digo yo que para algo servirá ¿no?
Total, que nos han sacado dos tubos de sangre, como te sacan los cuartos cualquier banco que se precie, y no nos han dado ni el 0,5 TAE.
A las nueve en punto de la mañana, con precisión sueca, que me gusta más que la suiza (aunque D. Penalty no sea de la misma opinión) estábamos los tres (el lado luminoso, la cadera y yo) en el Banco de Sangre. Media hora después se ha sentado a nuestro lado un jubileta con boina y cachaba.
- Oiga, ¿este es el Banco de Sangre? -le hemos preguntado. -No, este es el banco rojo del parque de Nª Señora de los Remedios Caseros -nos ha contestado. El Banco de Sangre está en el Hospital.
Hemos corrido (solo el luminoso y yo; la cadera ni por el forro de los suevos y los alanos) y a las diez menos diez hemos interrogado a un joven “inbarba” que transportaba varias cajas de medicinas con andar cansino.
-Veníamos a realizar un extracto -dijimos. – A mi que coño me cuenta- respondió.
Menos mal que no le pedimos un reintegro. Joder, un cajero automático en un Banco, aunque sea de Sangre, digo yo que para algo servirá ¿no?
Total, que nos han sacado dos tubos de sangre, como te sacan los cuartos cualquier banco que se precie, y no nos han dado ni el 0,5 TAE.
Mañana entraremos en capilla; aunque el luminoso, como es muy católico está en la capilla, en el claustro y hasta en la sacristía todos los días.
No se lo digan a nadie, pero, como decía José María García, creo que es absolutamente “mariquita” para el dolor.