domingo, 13 de enero de 2013

La próstata y el gato


tumbaollas dijo:
Buenas tardes
estoy preocupado con mi próstata y orgulloso de mi gato. Acabo de mearme encima y chorreado por el cuarto de baño la pared y la cortina de la ducha. Me ha dado esta mañana temprano un yuyu de lumbago que me tiene paralizado. No es que me duela, no es dolor, es paralís, no me puedo mover, acaso respirar; toser o estornudar sería para los valientes. Como buen ciudadano me he automedicado con diclofenaco y ni siquiera he comprobado si estaba caducado. Para qué si lo necesitaba.
Me he quedado adormilado en la cama y el eunuco felino me ha puesto la patita en la cara para despertarme. Me he tenido que levantar porque no aguantaba más sin orinar y el gatito me ha acompañado. No sin esfuerzo me he encontrado la pichita, pequeña y arrugada y al verla en el espejo se me parecía una verruga y he comenzado a aliviar vejiga (hace tiempo que solo me la veo en el espejo por culpa de la barrigota) Al hacer algún movimiento me ha dado un latigazo como eléctrico en la columna y cuando he recuperado la vida me he dado cuenta que la pichita seguía a lo suyo y me había meado los pies y las cosas. Recuerdo esas meadas en grupo donde presumía de mi arco prostáico y medí, alguna vez, varios metros. Hoy el pisete cae por culpa de esa ley fascista llamada gravedad. La fregona, esa antipática, está en la cocina a muchos años luz…¿cómo llegar?
Y lo peor no es la bronca de la Mari sino saber que te meas las rodillas.

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