domingo, 8 de julio de 2012

Alien.


jachuspaj dijo:
Buenos días señoras y señores
El 7 de julio de 1969 cerca de Boise (Idaho) fue detenido por el sheriff local un alienígena a la salida de un supermercado, llevaba en su poder un paquete de compresas y un queso de tetilla. El queo fue dado por la cajera de dicho establecimiento a la que el citado individuo intentó colarle un billete de 10.000 dólares del Monopoly con la efigie de Davy Crockett en el anverso; pedía el nota, que le dieran el cambio en billetes pequeños de cinco dólares sin usar, lo que motivó las sospechas de la empleada.
Ante lo raro de su apariencia, chocantes los andares, y desconocido en estos pagos el idioma que balbucía, fue llevado a las dependencias del FBI, donde fue fichado y fotografiado como si se tratara de un nacional. Se invitó a participar en el interrogatorio a un pastor roncalés que, gracias a hablar la lengua más antigua del Universo, pudo entablar algún tipo de conversación; no fue fácil dado que, al dulce suletino del pastor, oponía el extraterrestre un labortano lastrado por la informática. De lo manifestado por el alien se pudo deducir que el citado individuo, había abandonado la nave acuciado por la necesidad fisiológica urgente de una de las pasajeras a quien le había bajado la regla y, en la nave, no se disponía de ningún tipo de algodón hidrófilo para esta emergencia; semejante incuria sorprende en una civilización de porte tan superior.
El platillo volante era un vuelo charter que orbitaba secuencialmente en torno a Ganímedes, a donde había acudido a llevar personal a picar titanio. Fue requerido desde la base para emprender una nueva ruta. Se trataba esta vez, de transportar a toda una promoción de Ingeniería Nosocomial en su viaje del Paso del Ecuador. Al parecer, según manifestó el marciano, la idea era haber descendido en El Palmar, distante tan sólo a media hora de viaje en platillo, a comerse una paella, pero el comandante se negó porque no le gusta el all i pebre, por eso decidieron aterrizar aquí.
Después de estas manifestaciones el extraterrestre entró en un profundo mutismo que tan sólo rompió para pedir unos chococrispies para la cena; se animó también el ovejero quien, a su vez, solicitó dos mamiyas y una tortilla de bacalao; los miembros del FBI pidieron coca cola y unos emparedados de Perkins. Ante esta situación, y previendo que la noche iba a ser larga, al ayudante del sheriff no le quedó más remedió que llamar a su domicilio para avisar a su mujer: “Nancy –le dijo- si a las 6 de la mañana no he regresado, cenas y te acuestas”.
Con todas estas premisas y dado el ominoso silencio del interrogado, la situación comenzó a ponerse tensa. El FBI decidió utilizar entonces con el susodicho una nueva y terrible técnica de interrogatorio, que estaba en fase experimental: se trataba de hacer escuchar el disco “Trout mask replica” del Captain Beefheart a 78 revoluciones por minuto, sin ningún tipo de anestesia previa. No habían transcurrido veinte minutos cuando el extraterrestre, tras levitar por primera vez, amenazó con tirarse por la ventana. Se presentó, simultáneamente, un espectacular ataque de caspa laminar con hiperventilación y taquicardia paroxística. Le fue proporcionada por las asistencias una bolsa de papel para la hiperventilación, con tan mala suerte, que contenía unos noodles fríos del marshall allí presente y que, en el vaivén de la crisis, fueron pasando –flujo y reflujo- a través de las fosas nasales del estresado y de ahí, al esófago y orejas. Cuando, ante los evidentes síntomas de asfixia, le quitaron la bolsa de la cara su rostro parecía el alzado de una picadora de carne. Falleció poco después.
A lo largo del tiempo que pasó el alien en las dependencias policiales se fue congregando un gran gentío a las puertas del citado establecimiento, principalmente niños. Había corrido la voz por el pueblo que habían detenido al oso Yogui, por abandonar subrepticiamente el rodaje de una película, y se proponían trasladarlo nuevamente a Jellystone. Para no soliviantar más los ánimos, se acordó disfrazar al alien difunto de esta guisa, y se convenció a uno de los enanos del Bombero Torero, que estaban haciendo un bolo en el Rodeo Arena, que tenía todas las vacunas en regla, para que se disfrazara de Bubu y acompañara a Yogui, en su viaje de vuelta al Parque Nacional. Tanto en el trayecto de ida, como a la salida de la comisaría con el extraterrestre, nuestro compatriota se hinchó a firmar autógrafos que rubricaba como el Bubu Venancio.
Los restos mortales fueron trasladados a la base Elmendorf-Richardson de la fuerza aérea en Anchorage (Alaska), con el objeto loable de ahorrar en los gastos de refrigeración del fiambre. A su llegada, fue depositado en la morgue a la espera de la autopsia. Realizada ésta, las vísceras fueron introducidas en unos vasos canópicos con forma de gato y el cuerpo embalsamado en almíbar. Como dato particular hay que señalar que en la analítica de sangre le salió alto el colesterol, como a Vicente del Bosque.
Todo lo anterior se ha conocido, porque durante estos días el número de la Seguridad Social del extraterrestre ha saltado en la máquina de Person of interest. Tanto el cara de acelga, como el macizo que trabaja a comisión con él, están como locos tratando de averiguar si el marciano es víctima o verdugo, y la realidad es más sencilla: acaban de jubilarlo. Joder que lío.


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