lunes, 9 de julio de 2012

Qué bonito es Castro...


eltumbaollas dijo:
Una mañana de lluvioso verano, aterido y mojado desembarqué en Santurce con quinientos dólares y un bocadillo de bacon con queso. Me comí el bocadillo y el dinero me quemaba en el bolsillo así que decidí gastarlo. Nada mejor que un bar de juego. Con dos o tres copas de Magno me senté en una mesa de póquer y en tres manos y un farol mal encendido me limpiaron hasta la borra. Encendí una faria y tras dar los buenos días me marché para el barco. Me sentí orgulloso, había perdido todo y me fumaba un puro. Al intentar embarcar, el viejo me dijo que no estaba en el rol y que ospa hemendik. Estás en la calle, me dije y caminé hasta Portugalete silbando el himno del Athletic (el original, no el inventivo actual)
Ya en Portu me subí, sin pagar, a un autobús con destino Castro Urdiales donde se celebraba la fiesta del Coso Blanco. Por la tarde no pude hacerme con ninguna cartera y supe que los verdeles me habían observado mientras intentaba abrir el bolso a una francesa de malas pulgas junto al churrería de Petra, la mujer de Cholo. Me agazapé esperando la noche y al comenzar el desfile de carrozas le cosa se calentó y me apañé tres carteras en un pis pas: ocho mil doscientas pesetas me hicieron retirarme del bullicio y buscar algo para cenar. Llegué al bar La Fuente dónde dicen que sirven la mejor tortilla de España, cosa que no sé si es cierta pero sí lo es que sirven las mejores anchoas en aceite que yo haya probado jamás, bueno, quizá en el Grao de Castellón. Probé un poco de todo y salí hacia El Marinero, un restaurante que tampoco sé si es muy bueno pero cobran como el mejor del mundo. Encontré una mesita junto a un ventanuco que me pareció un sitio aceptable para saltar por la ventana e irme sin pagar. Pedí unas vieiras gratinadas y cocochas de merluza con almejas. Un tipo de más cien kilos se sentó en la mesa con una botella de Barbadillo y sirvió dos copas. Supe que era picoleto al momento. Me preguntó que cuántas carteras me había agenciado y le dije que tres. ¿Entonces tendrás dinero para pagar la cena, no? Me dijo cabreado. Asentí con preocupación y compartí vieiras y cocochas con él. Justo me llegó para pagar la cena y bajamos las escaleras del comedor, me agarraba por el cuello con fuerza y al llegar a la Correría me dijo que saliera del pueblo en ese momento o me llevaba a ostias hasta el cuartelillo, que escogiera. Me fui de Castro como llegué, pelado y sin futuro.
Por esto prefiero a la Ertzaintza, no se enteran de nada y puedes trabajarte unas carteras sin que te toquen un pelo. A los picos de Castro no se les escapa un descuidero ni de broma. Por eso grito: Kantabria Orientala Askatu para trabajar el Coso Blanco que por cierto ha sido este sábado. “Qué bonito es Castro…más son las castreñas” dice la canción.
Las chicas de Castro me gustan mucho pues todas tienen el coso blanco y las carteras gordas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario