Buenas tardes
me atrevo a publicar medio folio dedicado a la Doctora Franyglaso. Y lo que es peor le anuncio que habrá más.
me atrevo a publicar medio folio dedicado a la Doctora Franyglaso. Y lo que es peor le anuncio que habrá más.
Consultas. Las de traumatología son las peores, los pacientes no tienen oficio de paciente y además son las más concurridas. La gente llega porque sorpresivamente se les rompió algún hueso o por aquello de la espalda que cuando quiere incomoda mucho. En urgencias es peor que en consulta. En urgencias la cosa duele y el público exige prisa, lo que no saben todavía es que después duele más. Yo acudí a urgencias de trauma del hospital de Basurto porque me caí de la bici, maldita sea, trataba de ligarme a la Mari y la llevé en bici por Uribitarte a lo guay y metí la rueda delantera en la vía del tranvía (valga la cosa) y me desmorré junto a la plaza Pío Baroja con graves daños en la bici y en uno de mis codos. Me levanté de un salto y sonriendo le dije que no me había pasado nada y cuando medio brazo se me descolgó la miré y le dije ¿a que no sabes hacer esto?
En ese momento la Mari comenzó a cuidarme y no ha parado. Al salir del hospital, horas después, con mi escayola nueva le propuse tomar algo en la Carola “que está ahí abajo” le dije. Su respuesta fue la adecuada, no me dio una torta por falta de confianza… que si no tengo cabeza, que si tengo que ir a casa, que si la medicación…nunca vi tal chorro de argumentos; comprendí que la tenía en el bote y que la jai prometía. Y hay por ahí quien habla mal de las urgencias de trauma. Como tenía una aparatosa escayola y me encontraba mal y doliente no hallé momento de decirle lo que ansiaba. No era gran cosa sólo un besito pero me conformé con dos besos en el papo de amistad y educación bilbaina. Pasé las de Caín con el maldito codo pero la Mari lo compartió conmigo en todo momento y a los pocos días me dio un beso como Dios manda. Fue una tarde que me acompañó a visitar a mi madre y en un sofá de Ikea me besó. Había puesto un cd de David Bowie y mi madre hacía café en la cocina. We can be heroes tronaba por la casa y yo pensaba yes I do (héroe y cachondo).
En ese momento la Mari comenzó a cuidarme y no ha parado. Al salir del hospital, horas después, con mi escayola nueva le propuse tomar algo en la Carola “que está ahí abajo” le dije. Su respuesta fue la adecuada, no me dio una torta por falta de confianza… que si no tengo cabeza, que si tengo que ir a casa, que si la medicación…nunca vi tal chorro de argumentos; comprendí que la tenía en el bote y que la jai prometía. Y hay por ahí quien habla mal de las urgencias de trauma. Como tenía una aparatosa escayola y me encontraba mal y doliente no hallé momento de decirle lo que ansiaba. No era gran cosa sólo un besito pero me conformé con dos besos en el papo de amistad y educación bilbaina. Pasé las de Caín con el maldito codo pero la Mari lo compartió conmigo en todo momento y a los pocos días me dio un beso como Dios manda. Fue una tarde que me acompañó a visitar a mi madre y en un sofá de Ikea me besó. Había puesto un cd de David Bowie y mi madre hacía café en la cocina. We can be heroes tronaba por la casa y yo pensaba yes I do (héroe y cachondo).
