Mi abuelo también fue picador.
En los últimos años de su vida nos contó a
los nietos que él tuvo también diversos encuentros para dirimir ciertas
desavenencias de parecer. Sobre todo con “Rafaliyo”, uno de los monosabios que
formaba parte, como él, de la cuadrilla de Antoñito “el Cojo”.
Mi abuelo siempre se refería a “Rafaliyo” como el “Chita”, ya que decía que tenía más de mono que de sabio.
Mi abuelo siempre se refería a “Rafaliyo” como el “Chita”, ya que decía que tenía más de mono que de sabio.
“Rafaliyo” y mi abuelo discrepaban sobre quien había sido mejor torero: Rafael Gómez Ortega “El Gayo” -como afirmaba el primero- , o Faustino Carabias
Hinojosa “El Lenguado” -como decía mi abuelo-. Reconocía este que eran de igual
apariencia, pero que la diferencia estaba en el precio… por corrida.
Así que llegó un momento en el que mi abuelo tuvo que concertar una reunión
para dejar zanjado el tema, o acercar posturas que condujeran a mejorar el
ambiente en la cuadrilla.
La reunión no llegó a celebrarse, ya que en los prolegómenos, y tras un “porrón
de vinos” (más de veinte se habían soplado cada uno) , llegaron a las manos… o
casi. De una palabra fuerte se fueron a otra…, de un insulto se fueron a otro…
y allí lo único que acercaron fueron sus caras y la saliva, que pasaba de la boca de
uno a la cara del otro.¡Vamos, que las hostias aquel día estaban aseguradas!
-Empieza tú –balbucía mi abuelo-.
-No, empieza tú – parecía entendérsele a “Rafaliyo”-.
Así que, allí estaban los dos, cara a cara, y ninguno comenzaba la pelea.
Mi abuelo, el muy canalla (lo digo con cariño, ya que era mi abuelo) , contaba
que sacó una moneda de dos reales ; de aquellas que tenían un “bujero” en
medio-así las llamaba-, y propuso jugarse a cara o cruz quién comenzaba.
Mi abuelo eligió cara, y “Rafaliyo”, aunque no muy sabio, acertó a elegir cruz.
Lanzó la moneda al aire y ese fue el momento en que alguien sacó una fotografía.
Mi abuelo eligió cara, y “Rafaliyo”, aunque no muy sabio, acertó a elegir cruz.
Lanzó la moneda al aire y ese fue el momento en que alguien sacó una fotografía.
Al ser su primer nieto me dejó la foto como
recuerdo de aquel día: “Rafaliyo” aparece mirando el vuelo de la moneda y mi abuelo pegándole un puñetazo que ni los
puyazos que les daba a los morlacos en la primera arrancada. Por detrás de la
fotografía seis palabras escritas con la difícil caligrafía de mi abuelo:
“Iba a salir cara. ¡Por estas!”
“Iba a salir cara. ¡Por estas!”
La guardo con mucho cariño, y siempre que
escucho a Víctor Manuel me acuerdo de ella.
Sí, mi abuelo también fue picador.
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