Mi
abuelo también fue picador.
En los últimos años de su vida nos contó a los nietos que él, aparte de picador, descubrió la física cuántica.
Mi abuelo le tenía tanto cariño a “Paloma”, la cerda ibérica que le había ganado a las cartas a “ Rafaliyo” jugándose a mi abuela, que decidió hacerle una cochinera.
Como andaba un poco escaso de posibles decidió que los ladrillos se los tomaría prestados a un “ particular” que se estaba construyendo un “chalete” en las afueras del pueblo; y por eso siempre decía que la casita de “Paloma” estaba hecha de partículas.
Le ayudó en la construcción un amigo suyo: Luis -al que todo el mundo llamaba “Pitxote” porque era nacido en Larrabezua, y que, entre otras “escurrencias” tenía la costumbre de meter la “pilila” en un bote y enseñárselo a las chavalas del pueblo diciendo: ¡Mira, mira: una anguila!- Este, lo que es la vida, tuvo una nieta que fue ministra de algo, pero esa es otra historia.
Se pusieron manos a la obra y comenzaron a levantar una de las paredes. No llevaban tres hileras levantadas cuando se vino abajo lo realizado.
-Aquí falta algo que una los ladrillos -pensó mi abuelo-. Luis, vete y tómale prestado cemento al “particular”.
Luis, ni corto –que lo era-, ni perezoso –que también-, pero eso sí a voluntariosos no le ganaba nadie, se acercó al “chalete” y le trajo a mi abuelo un puñado entre las dos manos.
-Eres más tonto que “Pitxote” –le dijo mi abuelo- Bueno, más tonto no, igual. ¡Coge una bolsa grande y me la traes ¡Llena…! ¡Lleeeena!
Así lo hizo Luis y en varios días terminaron el pisito de “ Paloma”.
Una
fotografía muestra el día de la inauguración
Al ser su primer nieto me dejó la foto como recuerdo. En ella se ve en primer plano a mi abuelo y a “Paloma; Luis está al fondo ondeando la gran bolsa del cemento con la mano derecha y con un bote en la izquierda. La cochinera es preciosa: tejado a dos aguas, chimenea, ventana con vistas a la “piscina” – un charco donde “Paloma” se daba sus cotidianas sesiones de barroterápia- y puerta de dos hojas con un cartel indicativo arriba donde se puede leer: JAUS.
Detrás con la difícil caligrafía de mi abuelo: “Yo descubrí que las “partículas” se unen gracias al “Bolsón de Luis”.
Guardo esa fotografía con mucho cariño, y siempre que escucho a Víctor Manuel me acuerdo de ella.
Sí, mi abuelo también fue picador.
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