martes, 3 de julio de 2012

Oxtail Soup.


tumbaollas dijo:
Buenos días.
Aquellas tardes de café y Dunhill se me ofrecía para el amor. Yo acudía algunas veces, sin ganas, antes de cenar con su marido en el hotel Grand Large de Liverpool. Un sábado de tormenta nos sirvieron una Oxtail Soup gelatinosa y tan sápida que más parecía un gravy, lo que colmó su paciencia. Me pidió que no visitara más a su mujer y asentí; una mala sopa nos puso de acuerdo.
Cuando le dije que no era adecuado, ella se molestó sin disimulo; si acaparara sus emociones yo no me hubiera enamorado. Confundo mis sentimientos, no veo la diferencia entre el deseo y el amor, el ansia y el deseo. Ella, dueña de sus sentimientos los desbordaba por doquier. Yo quizá la amaba pero al defenderme de sus agarrones y arañazos, en un mal instante, la acabé de un empujón, se golpeó contra la ventana y cayó sobre la alfombra ya muerta.
Había matado otras veces, nunca a una mujer, nunca en defensa propia. Me sentí acorralado por mi pasado al ver mi cara reflejada en el espejo. Recordé todos mis crímenes y salí de la habitación.
Embarqué, haciéndome pasar por portugués, en el vapor a Douglas en la Isla de Man, donde fui detenido y condenado a la horca.
Lo cierto es que pude escapar y ejerzo como marmitón en la cantina que regenta doña Catalina en la Argos
Pero cómo llegué aquí es otra historia.


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