sábado, 24 de agosto de 2013

Aproximación a las raíces del conflicto coreano / 4

Aproximación a las raíces del conflicto coreano (4)
La Guerra de Corea es ante todo una iniciativa de Kim Il Sung que mezcló en el mismo crisol su exacerbado nacionalismo y la situación política interna norcoreana. Kim Il Sung desde enero de 1949 insistió ante Stalin para le diera su apoyo a una invasión militar de Corea del Sur que pondría fin a la división de la península y que llevaría a esta última a ser gobernada por un régimen marxista. Pese a que, para Stalin, una guerra podía poner en peligro todo aquello conseguido unos años antes había una serie de ventajas que inclinaron el fiel de la balanza: probar los nuevos cazas MiG, ver en acción la tecnología militar norteamericana y hacerse con ella para obtener información muy valiosa, sin olvidar que la guerra ocuparía a centenares de miles de soldados norteamericanos en Extremo Oriente lo que le permitiría tener las manos libres en Europa. Pero, ¿qué impulsó a China a entrar en el conflicto?
Según fuentes soviéticas, Mao creía que los norteamericanos no intervendrían, lo que unido a unas declaraciones del Secretario de Estado estadounidense Dean Acheson afirmando que Corea estaba excluida del perímetro de defensa establecido por Washington en Asia oriental reforzaron en Mao la confianza en una rápida victoria. Fue un gravísimo error estratégico que China todavía está pagando: cuando se inicio la guerra, Estados Unidos envío la Séptima Flota al estrecho de Taiwán con el fin de impedir cualquier intento de invasión comunista en el mismo momento en el que los preparativos chinos para la conquista de la isla “rebelde” estaban casi a punto. Al intervenir en Corea, Washington emitía una señal totalmente contraria a la esperada por Pekín, quien creía haberlos derrotado vía Guomitang -a quien USA había apoyado-, y demostraba que no toleraba una mayor expansión del comunismo en Asia, lo que obligaba al PCCh a replantearse su política hacia los Estados Unidos y la capacidad militar de éstos en la zona de Asia-Pacífico.
La decisión definitiva de intervenir en Corea es ante todo la de un hombre: Mao Zedong, aunque el PCCh le secundó pero con graves disensiones en la práctica totalidad del Politburó –sólo recibió el apoyo de Zou Enlai-. Aún mayor fue la división en el ejército chino donde el mariscal Lin Biao, señaló que el poder militar norteamericano era entre diez y veinte veces superior al del EPL y declinó dirigir al ejército chino en Corea.
La jugada de Mao incluía no declarar oficialmente la guerra a EE.UU. Asimismo, se procedió a designar a las tropas chinas en Corea como “voluntarios” cuando en la práctica eran soldados del EPL. Al no existir de manera oficial la guerra entre chinos y norteamericanos se evitaba que la URSS, que había firmado un tratado de defensa mutua pocos meses antes con la RPCh, tuviera que verse forzada a tomar parte en la contienda, lo que hubiera desembocado en una Tercera Guerra Mundial que tanto Stalin como Mao, pero sobretodo el primero, buscaban evitar a toda costa.
La guerra fue terrible y sirvió a Mao para enviar a la muerte a las antiguas tropas nacionalistas del Guomitang, compuestas por hombres que se habían rendido masivamente en las últimas etapas de la guerra civil y que constituyeron el grueso de las tropas chinas. Con temperaturas de 30º bajo cero desaparecían, muertas por el frío, unidades enteras; muchos de sus hombres desarrollaron ceguera nocturna debido a la falta de nutrición. La respuesta del Cuartel General a este problema fue que los soldados reunieran agujas de pino para hacer sopa y que comieran renacuajos vivos, que tienen algunas proteínas y vitaminas.
El objetivo de Kim de unificar toda Corea bajo su liderazgo quedó truncado a partir de mediados de 1951. El dirigente norcoreano fue persuadido por Mao de aceptar la situación actual, con dos estados separados, durante su visita a Pekín en junio de 1951. Además los bombardeos norteamericanos habían pulverizado Corea del Norte y un tercio de los varones norcoreanos había muerto; de seguir la guerra iba a acabar gobernando un erial. A partir de julio de 1951 se inician las primeras conversaciones entre los dos bandos en guerra para un alto al fuego y la consecución de un armisticio; pero pronto surge el primer problema: los prisioneros de guerra.
Muchos prisioneros chinos se negaban a regresar a su país en caso de armisticio y para Washington, que hacía de la defensa de los derechos humanos un ejemplo de su política exterior, le era imposible ceder en esta cuestión ante su opinión pública. La posición china fue inflexible en la negociación lo que prolongó la guerra, innecesariamente, hasta 1953. No era más que una argucia esgrimida con el objeto de que la U.R.S.S. la rearmara y le proporcionara tecnología nuclear para poder construir la bomba atómica. Cuando China dio el visto bueno a la repatriación voluntaria, dos tercios de un total de 21.374 prisioneros se negaron a regresar y muchos marcharon a Taiwan. Al tercio restante que regresó más les hubiera valido no hacerlo: fueron tachados de cobardes por rendirse al enemigo y padecieron toda clase de calamidades hasta la muerte de Mao. Peor les fue a los 60.000 surcoreanos en manos de Kim Il Sung: jamás se ha vuelto a saber de ellos tras haber sido dispersados por todo Corea del Norte
El fin de la guerra llegó como consecuencia de la amenaza de colapso de la economía china y la radicalización de la situación política con un PCCh que empezaba a llevar a cabo sus primeras campañas de purgas y represión internas. Aunque lo que alteró sustancialmente el curso de la guerra en los primeros meses de 1953, fue la llegada a la Casa Blanca de Dwight D. Eisenhower y la muerte de Stalin el 5 de marzo que marcó un punto de inflexión en la política seguida hasta ahora por Moscú. Finalmente, el 27 de julio de 1953 se firmaba el armisticio de Panmunjom y terminaba el conflicto de Corea sin que el mapa político de la península hubiera variado respecto a junio de 1950.
En 1994, Kim Il Sung fue encontrado muerto sentado; en sus manos tenía una copia del dossier que el gobierno postcomunista ruso iba a sacar a la luz y en el que se revelaba la verdadera historia de la guerra y la postura que mantuvo a la hora de iniciarla.

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