miércoles, 21 de agosto de 2013

Los tumbaneos ( IV )

Los TumbaNeos dice:
Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed…
Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos…
Mateo 26. 26-27
Gastrimargio guardó los langostinos gordos, se chupó los dedos que eran como de bronce y atendió la orden satánica; le tocaba a él comenzar su informe. Se quejó, como en todos los congresos, de que Philargurio y sus avarientos financieros extendieran el hambre por el mundo y él no podía operar con normalidad en su afán de fomentar la gula y la ebriedad. Se defendió diciendo que a la ebriedad había añadido las drogas y estaba triunfando entre la juventud de pastilla y botellón. La gula es más difícil, sólo domino una tercera parte del mundo, dijo –y en las otras dos partes la gula es residual.
Mientras tanto en el cuarto de escobas de la primera planta la recepcionista cachonda y el cocinero se deleitaban con el cigarrito de después. Sentados en el suelo y con la ropa sin arreglar pensaron en encebollar unos jibiones de Luarca para merendar. El director del hotel había despedido al subdirector acusándole de robar el collar de la de Burgos. Al revisar un cajón encontró el Ipad y se lo guardó en la entrepierna dándole un aspecto de paquete plano difícil de soportar. Al olor de los jibiones decidió ir a la cocina a merendar con una botella de chacolí en la mano que le había levantado al vendedor de Apata. En una pequeña tele de la cocina se emitía la película “Sueca bisexual necesita semental”. Nuestra recepcionista, que no quería compartir los jibiones con nadie, se trajinaba una morcilla de Villarcayo mientras se cocinaban los jibiones. La freganchina y el director se hacían tocamientos en el cuarto frío. Al final entre todos se comieron los jibiones, las morcillas y unos macarrones que sobraron del bufet.
En la sala de reuniones Gastrimargio provocó las carcajadas de los demonios al recordar que de grandes cenas están las sepulturas llenas y los aplausos cuando les puso un video francés titulado La Surcosommation que le pirateó a un importante aspirante a Jedi. Tras la ovación no muy unánime (ya que Invidio y Superbio aplaudieron poco y Acedio lo hizo de mala gana), Gastromargio se creció y habló de la obesidad infantil: los golosones del mañana. Continuó disertando sobre grasas trans y aceites de palma y para el final dejó su gran novedad: “he conseguido que jovencitas empapen en alcohol tampones y para alcanzar la ebriedad de forma rápida y barata se los introducen por aquellas oquedades de donde los humanos salen llorando y luego lloran algunos por volver a entrar.
-Jodó! ¿De verdad hacen eso las chiquillas? –dijo Orgé
Gastromargio orgulloso contestó que de momento sólo algunas elegidas pero que en breve será un práctica habitual.
Acedio pidió un descanso y Orgé le dio un pescozón.

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