domingo, 25 de agosto de 2013

El planeta Trempar.

jachuspa dice:
La primera señal de que algo no marchaba bien la dieron la caída de los mercados de commodities y el Calendario Zaragozano que se fue a rojo. Cuando el entrecot de wombat desapareció de los lineales de refrigerados de Wal Mart y la cotización de la espaldilla de mono lechal se hundió a niveles de bono basura en Mercamadrid, comenzó la pesadilla.
Una tarde de agosto, mientras se preguntaba el porqué su logopeda le había recomendado dormir arropado con un edredón de plumas de papagayo, el presidente Rajoy recibió una notificación del CNI para que interrumpiera sus vacaciones en Sanjenjo y regresara urgentemente a Madrid. Al llegar, y sin haberse quitado todavía el bañador, encontró sobre la mesa de su despacho un voluminoso informe acompañado de un dossier fotográfico. En él se ponía de manifiesto, que existía una colonia de republicanos españoles lectores del ABC en el planeta Trempar.
La sonda espacial Islero había detectado, con la óptica de una Werlisa Color entre la Vía Láctea y el Quinto Coño (The Fifth Dimension) al planeta Trempar. Se trataba al parecer de un proyecto del PSOE, de tiempos de Zapatero, para ofrecer una salida digna tanto a los jóvenes que no encontraban trabajo como recolocar a los millones de parados nacionales. Era, evidentemente, una mistificación, una más, de la realidad. Hasta la fecha tan sólo habían conseguido inaugurar cinco casas regionales e izar una bandera republicana que ondeaba en una pica situada, a modo de miliario, en el lindero del camino que conducía a una plantación de calçots y a las minas de permanganato potásico. Sin haberse recuperado de la sorpresa, encendió un puro y llamó al responsable del servicio.
Mientras esto sucedía en Madrid, en el apostadero naval de Fernando Poo – ahora Bioko-, estaba destinado Gumersindo de Alzate, agente secreto de la propiedad inmobiliaria con licencia para edificar, (una de las ramas del Mº de Fomento) con la importantísima misión de averiguar cómo se podría eliminar de una manera eficaz, el molesto zumbido de los mosquitos que tanto daño hacía al turismo de costa español importunando las siestas. No debemos olvidar, la historia hará justicia, que el tema “Con su blanca palidez” se le ocurrió a un médico español, aficionado al gospel, al contemplar en urgencias el impacto de un shock anafiláctico en una turista inglesa a quien había picado un mosquito desahuciado: la tarareó mientras colocaba un urbasón en vena y acertó a pasar por allí Keith Reid, quien estaba trabajando, en aquellos años, como animador en un hotel de Benidorm.
Llevaba allí Alzate, desde los tiempos de Carrero y no se le había podido repatriar por falta de presupuesto y, además, por el rumor que acompañaba al espía español, de quien se decía que había que evitar porque hasta su sombra era venenosa. Para una reflexión más serena de tales asuntos, el presidente se retiró al interior de su despacho y, mientras hacía tiempo para la siesta, se puso a jugar un solitario con los números primos. Hombre hecho a sí mismo, combatía las hemorroides con baños de asiento en un bidé lleno de ginebra pues tenía el convencimiento, que para aliviar el dolor mejor que la cirugía era emborracharlas; se lo había contado el dueño de las bodegas Pintado durante una visita, asegurándole que él mismo combatía cualquier dolor sumergido de cintura para abajo en una barrica de brandy. Sumido en estas disquisiciones se le hizo la hora de la merienda y el tiempo para ver su serie favorita: Anatomía de Brey.

No hay comentarios:

Publicar un comentario