miércoles, 21 de agosto de 2013

Los Tumbaneos ( IX )

Los TumbaNeos dice:
El Ceo estaba contento. Los resultados expuestos en la convención y las perspectivas de futuro eran diabólicamente esperanzadores. La empresa no se había visto afectada por la crisis; es más, ayudaba mucho. Satán feliz observaba a sus delegados. –Pero, qué malos son estos cabrones –pensó orgulloso. Ellos, a su vez, esperaban expectantes el discurso final de El Patrón.
- Os felicito –dijo. Habiendo escuchado vuestros informes tengo que reconocer que me servís bien… y quien bien me sirve recibe su recompensa. Sacó una maleta de debajo la mesa y la abrió sobre ésta. Vuestro premio, les anunció.
A Gastrimargio le dio un palillo de dientes que iba perfecto para la gula. Para la pereza de Acedio nada mejor que una radio-despertador que siempre sonará a las 8 menos veinte de la mañana con Onda Cero; la lujuria de Porneio fue premiada con una fotografía firmada de Charlize Therón en traje de buzo. Orgé, iracundo donde los haya, recibió dos sobres de manzanilla y uno de menta poleo. Nada mejor que un champú anticaspa del Mercadona para reconocer la soberbia de Superbio y una acción de Bankia fue el detalle por la avaricia de Philargurio. Como no se le ocurría nada acorde a la envidia de Invidio le dio una hipoteca al 15% TAE. Los delegados aceptaron los obsequios con muy mala baba; como tiene que ser en un demonio que se precie. El Ceo reía a carcajadas.
Llamaron a la puerta y se escuchó la voz de la cachonda ex-mojigata – ¿Señor Legión…? ¿En recepción preguntan por usted?
-¿Quién demonios se atreve a interrumpirme? – gritó enfurecido el Ceo.
- Demonios, demonios, no parecen exactamente –contestó la recepcionista- son un viejecito con barba, un anciano vestido de blanco dentro de una cabina de teléfonos y un hippy poco marchoso.
Decenas de alas blancas golpearon con fuerza las ventanas; los cristales estallaron; la luz del amanecer iluminó la estancia y los siete demonios se aterrorizaron. Maldiciendo en extraños idiomas se introdujeron etéreos por las uñas de Satán que los convocó con los brazos en alto. Hubo una gran explosión y después… nada; en la estancia no quedó ni el palillo de dientes de Gastrimargio, tan solo olor a azufre y una gran fetidez.
Ha pasado un año exacto desde la convención. La recepcionista ex-cachonda y mojigata de nuevo, se recluyó en un convento de clausura. El director es ahora Ministro de Trabajo. Las dos señoras de Burgos montaron una empresa de lechazos y se están forrando las tías. El cocinero ganó el MasterChef y ahora es colaborador en Canal + Qatar; reconciliado con su madre la llama todos los Jueves. La freganchina se casó de penalty con un liberado sindical, tiene “chacha” rumana y va a un gimnasio VIP. Una de las camareras desapareció junto con el portero; la otra desapareció también con el portero. El camarero tragón creó un App para hacer dietas. El vendedor de máquina-herramienta de Apatamonasterio presenta el tiempo en la ETB 2. El joven paliducho con camiseta del Real Madrid juega en el Barça B. El municipal que recibió un disparo de su compañero en salva sea la parte, aprovechando la pérdida se llama ahora Encarni; su compañero comparte piso con él y le dispara siempre que puede pero nunca por delante. El representante calvo de Cartagena se lio con la operadora de Orange pero duraron poco por falta de comunicación. El subdirector trabaja en Telepizza de repartidor en Vespino y el botones, ahora con tirantes, es el director del hotel.
Son las doce de la noche. El ascensor abre sus puertas. La monjita cuelga en su interior con los ojos desorbitados. Guiña un ojo. Mi nombre es Legión… porque somos muchos.

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