La Biblia contada a los de Bilbao.
Nekane había faltado a la promesa realizada a Sabino de no alimentarse de productos españoles. Paco el de El Ferrol, alias “El Caudillo”, dueño de “Casa Paco” le había tentado con suculentas viandas de la geografía española, y ella, viendo que eran agradables a la vista, sucumbió a la tentación y comió. Y Paco, el más astuto de los hosteleros del centro de Bilbao, no se conformó con “engañar” a Nekane, sino que le dio unos “taperwares” repletos de la fruta prohibida para que se la diera a probar a su marido Antxón.
- Mucho has tardado hoy, ¿no? Seguro que te has venido por “Pozas” y te ha pillado la hora de los “chiquitos” del Ángelus.
-No te puedes ni imaginar lo que me ha pasado, Antxón. ¡Mira lo que te traigo!
-¡Nekane, pero cómo se te ha ocurrido pasar por Cáritas! Pero no sabes que somos los primeros bilbainos y que Sabino nos ha dejado aquí en el paraíso de Los Jardines de Albia a pensión completa.
-Que no Antxón, que no he estado pidiendo. Es comida… y deliciosa, que me han regalado para que la pruebes.
-¿No será comida de maketos? Ya sabes que Sabino nos la ha prohibido. Veneno, Nekane eso es veneno para nosotros.
- ¿Veneno? Y una mierda. Lo que pasa es que Sabino la quiere para él solo. Mira, Antxón, me he puesto rojiblanca a comer de esto que tú llamas veneno y aquí estoy tan campante. Y por cierto… ¡qué guapo estás hoy! Y qué bien hueles. No sé que me pasa Antxón, pero desde que he comido estas maketadas, como que me están entrando unos calores…
-¡Ostras, Nekane! ¿No me digas que tienes ganas de consumar nuestro matrimonio? Estás poseída. Que nosotros los de Bilbao vírgenes hasta la sepultura. Aunque pensándolo bien… ¿ese “taper” azul que tiene?
-¡Ostras, Nekane! ¿No me digas que tienes ganas de consumar nuestro matrimonio? Estás poseída. Que nosotros los de Bilbao vírgenes hasta la sepultura. Aunque pensándolo bien… ¿ese “taper” azul que tiene?
…
Paseaba Sabino tranquilamente buscando a sus dos bilbainos (bilbaino y bilbaina los creó) cuando escuchó unos jadeos en un rincón oscuro de uno de los muros de La Parroquia de San Vicente.
-¿Antxón…? ¿Nekane…?
Se produjo un largo silencio. Antxón y Nekane, sudorosos y asustados, aparecieron ante Sabino casi completamente desnudos: una hoja del “Deia” tapaba sus partes pudendas.
- ¡¡¡Antxón!!!! ¡¡¡¡¡Me cagonlaostia!!!!¿Acaso has probado alimentos españoles de los cuales te prohibí comer?
- La neska que tú me diste; te repito: que TÚ me diste, me dio a probar y comí.
- ¡¡¡Nekane!!! ¿Qué has hecho?
- Paco “El Caudillo” me ofreció y comí.
- Claro, claro, el otro siempre tiene la culpa. ¡Qué parecéis Convergencia y Unió!