sábado, 3 de agosto de 2013

La caída (II)

Neo... dice:
La Biblia contada a los de Bilbao.
Nekane había faltado a la promesa realizada a Sabino de no alimentarse de productos españoles. Paco el de El Ferrol, alias “El Caudillo”, dueño de “Casa Paco” le había tentado con suculentas viandas de la geografía española, y ella, viendo que eran agradables a la vista, sucumbió a la tentación y comió. Y Paco, el más astuto de los hosteleros del centro de Bilbao, no se conformó con “engañar” a Nekane, sino que le dio unos “taperwares” repletos de la fruta prohibida para que se la diera a probar a su marido Antxón.
- Mucho has tardado hoy, ¿no? Seguro que te has venido por “Pozas” y te ha pillado la hora de los “chiquitos” del Ángelus.
-No te puedes ni imaginar lo que me ha pasado, Antxón. ¡Mira lo que te traigo!
-¡Nekane, pero cómo se te ha ocurrido pasar por Cáritas! Pero no sabes que somos los primeros bilbainos y que Sabino nos ha dejado aquí en el paraíso de Los Jardines de Albia a pensión completa.
-Que no Antxón, que no he estado pidiendo. Es comida… y deliciosa, que me han regalado para que la pruebes.
-¿No será comida de maketos? Ya sabes que Sabino nos la ha prohibido. Veneno, Nekane eso es veneno para nosotros.
- ¿Veneno? Y una mierda. Lo que pasa es que Sabino la quiere para él solo. Mira, Antxón, me he puesto rojiblanca a comer de esto que tú llamas veneno y aquí estoy tan campante. Y por cierto… ¡qué guapo estás hoy! Y qué bien hueles. No sé que me pasa Antxón, pero desde que he comido estas maketadas, como que me están entrando unos calores…
-¡Ostras, Nekane! ¿No me digas que tienes ganas de consumar nuestro matrimonio? Estás poseída. Que nosotros los de Bilbao vírgenes hasta la sepultura. Aunque pensándolo bien… ¿ese “taper” azul que tiene?
Paseaba Sabino tranquilamente buscando a sus dos bilbainos (bilbaino y bilbaina los creó) cuando escuchó unos jadeos en un rincón oscuro de uno de los muros de La Parroquia de San Vicente.
-¿Antxón…? ¿Nekane…?
Se produjo un largo silencio. Antxón y Nekane, sudorosos y asustados, aparecieron ante Sabino casi completamente desnudos: una hoja del “Deia” tapaba sus partes pudendas.
- ¡¡¡Antxón!!!! ¡¡¡¡¡Me cagonlaostia!!!!¿Acaso has probado alimentos españoles de los cuales te prohibí comer?
- La neska que tú me diste; te repito: que TÚ me diste, me dio a probar y comí.
- ¡¡¡Nekane!!! ¿Qué has hecho?
- Paco “El Caudillo” me ofreció y comí.
- Claro, claro, el otro siempre tiene la culpa. ¡Qué parecéis Convergencia y Unió!

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