Vayamos ahora a la Historia. La deportación de los judíos de Salónica se inició el 6 de junio de 1943 con dos operaciones: marcaje de todos los judíos, exceptuando aquellos que tuvieran pasaporte extranjero e identificación del comercio judíos; además todos los judíos, exceptuando los antes citados, debían ser confinados en un gueto. Las deportaciones comenzaron inmediatamente: entre marzo y agosto fueron enviados a Auschwitz 46.000 judíos.
En Salónica había 600 judíos sefarditas a los cuales el encargado de negocios español en Atenas, Eduardo Gasset, con la ayuda y complicidad de su superior, el Director General de Política Exterior del Mº de AA.EE, José María Doussinague, estaba intentado salvar. Por si faltara poco, el 1 de abril de 1943 el gobierno español había abierto en Atenas una delegación de Falange que estaba dirigida por el asesor jurídico de la representación diplomática española, Eugen Palssewsky y financiada, según la Dirección General de Seguridad del Reich (RSHA), por judíos ricos.
Madrid comunicó a Gasset que sólo estaba dispuesta a aceptar a 50 judíos y la embajada española en Berlín informó, de palabra, a las autoridades alemanas que España estaría dispuesta a transferir esos 600 judíos a la jurisdicción alemana sólo “si tuviera la seguridad de que no serían liquidados”. Las autoridades alemanas dieron orden a Eichmann, como solución provisional, que fueran trasladados a algún campo del Reich y tratados de manera que no provocaran, en caso de que estos judíos emigraran posteriormente, “una indeseada propaganda de atrocidad”.
El diplomático que mantuvo esta conversación se llamaba Federico Díez y era el primer secretario de la legación española. Escribió a Doussinague una carta el 22 de julio de 1943 en la que le decía: “Mal profeta seré yo si no llega el día en que se nos critique acerbamente el que, sabiendo lo que iba a ocurrir, nos hayamos lavado las manos como Pilatos y abandonado a su triste suerte estos, al fin y al cabo, compatriotas, sin siquiera elevar la más mínima protesta y sin hacer nada por salvarlos”
En cuanto a los judíos de Bulgaria decir que esta nación, al inicio del conflicto y a diferencia de Grecia, tenía tan sólo unos 50.000 judíos a los que se añadieron otros 15.000 como consecuencia de la incorporación durante la guerra de Macedonia y Tracia.
A 24 de junio de 1943, los alemanes había completado la “expulsión” de 20.000 judíos y como consecuencia de las pegas que los búlgaros ponían a la deportación el 31 de agosto de 1943 , el jefe del Inland II, encargado de las deportaciones, Wagner, puso fin a la Aktion búlgara y no fue deportado ni un judío más.
