sábado, 3 de agosto de 2013

En la sangre.

Neo... dice:
España lo lleva en la sangre…, en la sangre de los españoles. Se suele decir que cada español lleva un seleccionador dentro. Puede ser. Pero lo más patético es que cada español lleva un español dentro. A veces me sorprende que los españoles se casen (sea por la Iglesia, por el juzgado o por “arrejuntamiento”). No puede ser; es imposible: dos españoles nunca se pondrán de acuerdo. Que dos españoles el mismo día, en el mismo lugar y a la misma hora digan un “si, quiero” es algo digno de estudio, análisis y cateterismo si hace falta. En un país donde ante un “buenos días” se responde un “¡y tú más!”, ¡cómo es posible formar un conjunto!, aunque sea formado por solo dos elementos. No es extraño que las agrupaciones políticas se llamen “partidos”; cosa rara sería que se llamaran unidos. Es cierto que hay uno que se hace nombrar como Izquierda Unida, pero es por cachondeo e ironía. Así que no es de extrañar que en cuanto vemos al contrario realizar alguna acción dudosa saltemos a la yugular, olvidándonos de los actos realizados dentro de nuestras propias filas. De nuestras filas ya nos ocuparemos en otro momento, que aquí hay “pa todos” y patadas.
Vomitivo. Vomitivo resulta que con la que está cayendo nos dediquemos principalmente a buscar culpables en las filas, llamémoslas enemigas.
¿Y si nos dejamos de echar en cara y nos dedicamos a arrimar el hombro…? Perdón, no me había dado cuenta de que somos españoles, y en este país no arrima el hombro ni Dios; aquí somos más de meter la mano.

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