La Biblia contada a los de Bilbao.
La caída ( I )
Antxón Kobarrubiako y Nekane (La Lola) vivían felices en los Jardines de Albia. Sabino les había dado todo lo que podían desear: las siete calles para tomar txikitos, el Athletic, el BBV, el supermercado de El Corte Inglés; y sobre todo la Sabin Etxea.
Eran felices… y sobre todo ¡ libres ! Una sola cosa prohibió Sabino: no comer de “El Arbol” (supermercado muy extendido por las regiones limítrofes), ya que solía tener buenas ofertas en productos típicos españoles. Podían alimentarse de cualquier producto que tuviera Label Vasco: patatas de Álava, sardinas de Santurce, tomates de Deusto, pimientos de Gernika, queso Idiazabal, bacalao a la “Biskaina”, txuletón de Bérriz, angulas de Aguinaga, txakolí de Bakio… y como mucho sidra de Astigarraga o tinto de la Rioja Alavesa; pero nada de platos típicos maketos.
Como Nekane solo sabía preparar gazpacho y pescaito frito, Sabino la apuntó a la escuela de hostelería de Artxanda donde adquirió grandes conocimientos de la Cocina Vasca en sus dos vertientes: la tradicional y la escasa.
Paco era el más astuto de los hosteleros gallegos que habían puesto su pequeño negocio en el centro de Bilbao. Regentaba un pequeño restaurante que ofrecía menús del día a tres pesetas; con diez primeros platos a elegir, diez segundos, postre, pan y vino. Observaba todos los días pasar a Nekane ante su puerta cargada con pesadas cestas de la compra procedentes del Mercado de La Ribera.
Un día se dirigió a ella con voz zalamera:
-¡¡¡Pobriña!!! Si vinieras a comer a “Casa Paco” todos los días te evitarías muchos esfuerzos y te saldría más económico.
- Es que Sabino nos tiene prohibido comer fuera de casa. –respondió esta-.
- O sea, que os prohibido comer. –insistió Paco, lanzándole la primera puya-
-Nooo, comer, no. Solo no debemos consumir productos españoles.
-Ah, es que Sabino sabe que si probarais esos productos se os abrirían los ojos de la sorpresa. De esa forma seríais totalmente libres y distinguiríais el bien y el mal; el bien comer y el mal comer se entiende. Espera un momento…
Paco se introdujo en el local y al poco salió con un menú degustación en una mesa movible.
- Mira, esto es jamón ibérico. Observa que color, que veta, que olor. ¡Esto es comida de dioses! ¿Y has visto este cocido madrileño?… con sus garbanzos, su sopa, sus sacramentos. Y de esta paella valenciana ¿qué me dices? ¿Y el salmorejo? ¿Y estas chuletillas de lechazo? ¿Y la sobrasada? Mira, ¡sobaos pasiegos!… ¡y cabrales!. Tengo adentro sienes y sienes de maravillosos manjares de toda la geografía española que os tiene vetados Sabino. ¿Y sabes porqué? Porque no os quiere.
Nekane observó el menú degustación y vio que era agradable a la vista… Y comió de él. Se le cayeron las lágrimas de lo que sintió. No eran lágrimas socialdemócratas, pero como si lo seriasen.
-¿No tendrás unos tapper para llevarle a Antxón? –preguntó Nekane a Paco.
-No faltaba más. Y dile que el décimo menú del día es gratis… y de vez en cuando le invitaré a degustar un orujo de Liébana criado a los pies del trozo más grande que se conserva del Lignum Crucis.
-Gracias. Y por cierto… me llamo Nekane, bilbaina de Bilbao.
- Yo me llamo Paco, de El Ferrol; pero me puedes llamar “El Caudillo”